En nuestra mente habita la imagen del infierno como un espantoso y horroroso lugar, cuyos residentes son además del misterioso y malvado satanás, miles de demonios y millones de pecadoras almas que constantemente son atormentadas con los más indecibles métodos de tortura, todo ello en penitencia por haber cursado depravadas vidas, alejadas de todo lo bueno, todo lo correcto, por no haber abrazado nunca alguna de tantas propuestas de camino hacia el cielo.








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